¿Quieres más, pequeño naúfrago?

http://pinceladasdecoloresalagrisrealidad.blogspot.com/
www.grita-con-el-alma.blogpot.com

Es el sonido que se lleva el viento.

sábado, noviembre 27

Nunca supe como decirle a nadie que le quería

-Yo nunca supe decirle a nadie que le quería. Siempre pensé que si me quería él, me lo diría, sin tener que arriesgarme yo a decirle que le amaba. Pero, cuando ya no sabes qué más hacer, y tampoco sabes si quieres o no a alguien cuando él no te quiere, ¿qué haces?
Jamás he sabido ser valiente, tener más coraje del necesario para aproximarme a alguien y atravesarle el alma con la mirada, sondeando a ver si su mirada reviste alguna emoción especial al mirarte, nunca he llegado a decirle a alguien que le necesito cerca.
Yo solo quiero saber que se siente al atrapar a alguien entre tus brazos y susurrarle al oído: 'Te necesito conmigo'

domingo, mayo 23

Uno, dos, tres, cuatro... ¿Cuántas veces van ya?

- Y una vez más, aqui me tienes. Otra vez deseando arrancar una mirada de mis pensamientos. Una vez más queriendo volvar lejos, lejos de aqui y fundirme en el azul del cielo. Volar tan lejos, queriendo ser como el viento, queriendo ser transparente y olvidar cada uno de los rostros y recuerdos que almaceno como tesoros en algún lugar recóndito de mi mente. Tan lejos que nadie podría encontrarme y atraparme, mientras yo deseo disolverme y ser una gotita de agua en el mar, una partícula de algo, sin que nadie pudiese señalarme.

domingo, mayo 2

Sin saber como ha venido te ha cogido la tormenta.

>"-Pequeña Never, ¿dónde te has metido?" te preguntabas hace meses, cuando apenas una leve brisa te hacía estremecer, y  cuando odiabas la incertidumbre de querer a alguien, tenerle tan cerca que tus brazos podían abrazar su imagen en sueños, y tu propia realidad. Intentabas con todas tus fuerzas resucitar un recuerdo, pero cuando algo muere, por muchas veces que se reencarne o se evoque, nunca volverá a ser igual. Pero tú no lo sabías, ¿verdad, Never?
Y entonces, ¿qué? Cambiaste tu identidad, quisiste dejar de ser Never, la pequeña y sonriente chica de ojos oscuros, que parecía tan abrazable y entrañable a primera vista. Te llamaste a ti misma Sophie. Serías más dura y radical que nunca, amarías tu música por encima del respeto a gente que no te había hecho nada, reías apenas lo ordenaran. ¿Y eras feliz? No, Never y su fantasía de encontrar a su Azul no se habían ido del todo. Cerraste los ojos y quisiste despertar.
Ahora te pareces más a ti misma, con tus anteriores personalidades escondidas en tus hombros, mientras pugnan por volver a controlarte. Never y sus enamoradizos sueños, Sophie y sus intentos de ser alguien. Y aún así, ¿dónde está tu auténtica sonrisa?<<
Y tú, enteramente tú, ¿dónde estás?
¿Cuando dejarás atrás todo esto? ¿Cuándo empezarás a superar cosas que son solo recuerdos?

domingo, abril 25

Y Hoy me doy cuenta de quién soy en realidad.

+ ¿No te acuerdas de cuando ibamos al colegio juntas? Cogidas de la mano, porque eras una niña muy traviesa y te gustaba alejarte, obligarme a buscarte, y entonces salías de algún escondrijo asustada porque me habías perdido de vista. Te gustaba llevar la mochila, parecer una niña mayor, pero al final acababas dándomela con un: ¿Abuelita, me la llevas tú, por favor? Y yo asentía, con una sonrisa teñida de orgullo porque mi nieta era la más guapa y lista del mundo a mi parecer. Claro, las abuelas no somos objetivas con nuestros nietos, pero tú eras la niña más guapa que había visto jamás, y sabías lo que te convenía. Sabías cual era el límite entre juego y problema.
Aún te recuerdo mirandome con sus ojos grandes y preciosos, con su risa como cascabeles, era un sonido verdaderamente bello de escuchar. Y cuando venías hacia mí con tus andares infantiles por las noches, cuando algo te asustaba y te colgabas de mi cuello con tus bracitos y me apretabas para que te dejara dormir conmigo. Nos teníamos solo a nosotras, y creo que nunca me arrepentí de pasar un solo minuto contigo, cariño. Hay veces en las que desearía que el tiempo no hubiese pasado para nosotras dos, que nunca te hubieras hecho mayor y que siempre hubiesemos podido ir por el parquecito de la fuente, oyendo a los niños gritar y correr y el agua caer desde lo alto. Creo que no me hubiese importado haber vivido para siempre en mi cuerpo achacoso con tal de haber podido oír tu risa durante toda la eternidad.